La inflación interanual en Bolivia podría alcanzar el 23%, en un contexto marcado por restricciones de liquidez en divisas y limitaciones para acceder al financiamiento externo. Las recientes incautaciones de mercadería de contrabando agravan el escenario económico.
El panorama económico boliviano para el segundo semestre de 2025 se presenta con serios desafíos. Proyecciones oficiales y privadas indican que la inflación podría superar el 23% en términos interanuales, generando efectos adversos sobre el poder adquisitivo de los hogares y el costo de vida.
El Banco Central de Bolivia ha reportado una creciente escasez de divisas, lo que afecta directamente a la capacidad de importación del país y genera incertidumbre en los mercados financieros. A esto se suma la dificultad en el acceso a líneas de crédito internacional, derivada tanto del contexto geopolítico como de la calificación de riesgo soberano.
Paralelamente, la Aduana Nacional ha intensificado los operativos de lucha contra el contrabando. En los últimos dos meses se han decomisado productos valuados en más de 50 millones de bolivianos, entre ropa, electrodomésticos y alimentos, especialmente en las fronteras con Chile y Argentina. Las autoridades advierten que el contrabando constituye una de las principales amenazas para la industria nacional formal y la recaudación fiscal.
La situación genera preocupación en los sectores productivos y comerciales, que demandan políticas de incentivo a la producción interna, reformas tributarias y un plan de estabilización macroeconómica concertado.
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