Cada 24 de junio, Bolivia celebra la festividad de San Juan Bautista, una conmemoración religiosa y cultural profundamente arraigada en la identidad nacional. Pese a las restricciones al uso del fuego impuestas por razones medioambientales, la fecha conserva su valor simbólico como espacio de encuentro familiar, memoria ancestral y prácticas religiosas.
La festividad de San Juan Bautista tiene en Bolivia una significación múltiple que conjuga elementos indígenas, cristianos y modernos. Tradicionalmente vinculada al solsticio de invierno en el hemisferio sur, la noche de San Juan era conocida como la más fría del año, momento propicio para encender fogatas, compartir comidas típicas, realizar baños rituales y fortalecer vínculos comunitarios.
Con la evangelización, esta celebración fue resignificada bajo el culto católico a San Juan Bautista, manteniendo sin embargo muchos de los rasgos sincréticos originarios. En las áreas rurales y urbanas de los Andes y los valles, persisten costumbres como los juegos con agua, las misas, las promesas familiares, y antiguamente, las fogatas comunitarias.
Sin embargo, desde principios de los años 2000, el uso del fuego ha sido fuertemente restringido por las autoridades nacionales y locales debido al impacto ambiental que genera: humo denso, riesgo de incendios forestales, y daño a la salud pública. El Ministerio de Medio Ambiente y Agua ha reiterado en recientes comunicados la prohibición de encender fogatas, sancionando a quienes infrinjan la norma en resguardo de la biodiversidad y el aire limpio.
En su lugar, muchas familias bolivianas han adaptado las celebraciones, priorizando actividades como el compartir en torno a una parrillada, escuchar música tradicional, realizar juegos familiares o asistir a celebraciones litúrgicas. En zonas urbanas como La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, algunos barrios organizan veladas con música en vivo, fuegos artificiales autorizados o festivales gastronómicos nocturnos.
Desde el ámbito académico y antropológico, la festividad de San Juan sigue siendo objeto de análisis como fenómeno de resistencia cultural y de adaptación en el marco de las políticas ambientales y la modernidad. Para muchos bolivianos, San Juan constituye una fecha donde se entrelazan la fe, la memoria colectiva y el deseo de renovación espiritual en pleno invierno andino.
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