El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra cada 5 de junio con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de proteger la naturaleza y adoptar hábitos sostenibles. Para 2025, la ONU centró la jornada en la restauración de ecosistemas degradados y en fortalecer la capacidad de las comunidades para adaptarse al cambio climático.
Autoridades ambientales de distintos países aprovecharon la fecha para anunciar medidas concretas: se propuso prohibir gradualmente el uso de plásticos de un solo uso, impulsar estrategias de movilidad urbana sostenible que incluyan transporte público eléctrico y promover la adopción de dietas basadas en productos de origen vegetal. Asimismo, se presentaron iniciativas para la reforestación de zonas afectadas por la deforestación y proyectos piloto de agricultura regenerativa que preserven la fertilidad del suelo.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, emitió un comunicado en el que destacó que la pérdida acelerada de biodiversidad y el incremento de fenómenos meteorológicos extremos “ponen en riesgo el bienestar y la supervivencia de millones de personas”. Guterres instó a gobiernos, empresas y sociedad civil a “eliminar la contaminación plástica que está asfixiando ríos y océanos, así como a acelerar la transición hacia economías bajas en carbono”.
Organizaciones no gubernamentales especializadas en conservación manifestaron su respaldo a las recomendaciones de la ONU, al tiempo que urgieron una mayor financiación internacional para la investigación de tecnologías limpias. Expertos señalaron que la restauración de humedales, manglares y bosques tropicales resulta crucial para absorber CO₂ de la atmósfera y proteger la biodiversidad. Sin embargo, advirtieron que el avance en estas áreas depende en gran medida de la voluntad política y de la asignación de recursos financieros sostenibles.
Para conmemorar la fecha, diversos actores organizaron actividades como limpieza de playas, plantaciones comunitarias de árboles y talleres de educación ambiental. Desde escuelas hasta universidades, se realizaron seminarios y charlas sobre prácticas cotidianas responsables, enfatizando que “la acción individual, multiplicada por millones de personas, puede marcar la diferencia en la lucha contra el cambio climático”.
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