La Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha aprobado una resolución que califica por primera vez en casi dos décadas el incumplimiento de Irán a sus obligaciones de no proliferación, y en respuesta el Gobierno iraní anunció contramedidas que podrían agravar aún más las tensiones regionales.
La resolución, adoptada con 19 votos a favor, 11 abstenciones y 3 en contra (incluidos Rusia y China), señala que desde 2019 Irán ha obstaculizado las labores de verificación del OIEA al no facilitar explicaciones creíbles sobre rastros de uranio en sitios no declarados como Turquzabad, Varamin y Lavisan-Shian. El informe confidencial del 31 de mayo documenta “actividades nucleares estructuradas” y uso de material no declarado, lo que impide garantizar que el programa de Teherán sea exclusivamente pacífico.En respuesta, Irán anunció la apertura de una tercera planta de enriquecimiento de uranio y el refuerzo de sus centrifugadoras en Fordow, así como modificaciones a su programa nuclear en sitios estratégicos. Un alto funcionario iraní aseguró a Reuters que la República Islámica “no renunciará a su derecho a enriquecer” pese a la creciente presión internacional, y advirtió de posibles represalias adicionales si se reimponen sanciones del Consejo de Seguridad.
El contexto regional, marcado por la guerra en Gaza y los enfrentamientos entre Israel y Hamás, incrementa el nivel de alerta. Estados Unidos, que retiró personal diplomático de algunos países vecinos, advierte de un posible ataque israelí contra instalaciones nucleares iraníes, lo que agrava la volatilidad en los mercados de crudo y metales básicos. Se espera que la próxima ronda de diálogo nuclear en Omán incluya a representantes de Occidente e Israel, en un intento de encontrar una salida diplomática antes de que se produzca un nuevo ciclo de sanciones.
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