El candidato presidencial del Movimiento Al Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo, urgió al Banco Central de Bolivia (BCB) a coordinar “sin dilación” con todas las entidades del Estado para inyectar al menos 1.000 millones de dólares a la economía y mitigar la desaceleración que se refleja en la escasez de divisas y combustibles, la inflación creciente y una caída en la demanda interna; en un video difundido por sus redes, el exministro de Gobierno planteó tres mecanismos previstos en la normativa vigente—emisión de bonos colateralizados, colocación anticipada de activos públicos y uso pleno de las facultades sobre las reservas internacionales y remarcó que su puesta en marcha puede realizarse con la legislación actual, sin reformas ni acuerdos adicionales. La propuesta llega cuando las Reservas Internacionales Netas registran 2.618 millones de dólares tras haber tocado 1.977 millones a fines de 2024, según el último reporte del BCB un nivel que, aun con la reciente recuperación impulsada por el oro monetario, se mantiene por debajo de los promedios de la última década
Del Castillo cuestionó que la autoridad monetaria, presidida por Edwin Rojas, “se convierta en obstáculo” para la llegada de liquidez y exhortó al presidente Luis Arce a exigir resultados concretos, advirtiendo que “Bolivia no puede esperar a noviembre «mes fijado para los comicios generales mientras los bloqueos de sectores afines al exmandatario Evo Morales y la persistente escasez de combustibles continúan generando pérdidas y presionando los precios
El aspirante del MAS subrayó que su iniciativa “no busca culpables, sino soluciones inmediatas”, destacando que las herramientas financieras forman parte del mandato legal del BCB y pueden aplicarse de oficio para sostener el flujo de dólares, fortalecer la confianza en el sistema bancario y estabilizar el tipo de cambio oficial, anclado desde hace más de una década. Economistas consultados por medios locales observan que la efectividad de las medidas dependerá de la profundidad de la inyección, del grado de coordinación interinstitucional y de la capacidad de la banca estatal para colocar los bonos en un mercado interno presionado por la incertidumbre electoral y la menor disponibilidad de divisas.
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